
Solemos escuchar frases acerca de que los niños o incluso que los adultos con síndrome de Down son personas más dulces que el resto, que son más comprensivos, sensibles, que tienen más bondad, que han venido al mundo con una misión, que son ángeles, y otras expresiones similares. Sin embargo, los chicos, chicas y adultos con síndrome de Down son personas como cualquiera, cada una, única.
Las personas con síndrome de Down no son siempre niños
Hablar de que las personas con síndrome de Down son ángeles suele vincularse a la idea de que son como niños, más sanos, o más puros, como expresiones que escuchamos acerca de la niñez. Sin embargo, las personas con síndrome de Down pasan por las mismas edades y etapas en su vida que cualquier otra persona.
Cuando decimos «niño» o «chico» a una persona con síndrome de Down que está en otra etapa, aunque lo hagamos con una buena intención o por desconocimiento, favorecemos los discursos que hacen que estas personas tengan derechos vulnerados. ¿Por qué nos cuesta encontrar casos de personas con síndrome de Down que trabajen en empleos regulares, vivan de manera independiente o se casen? Esto tiene más que ver con la mirada paternalista que infantiliza a las personas con discapacidad en general y con síndrome de Down en particular que con una imposibilidad de que estas personas ejerzan sus derechos.
Las personas con síndrome de Down son distintas entre sí
Otra cuestión relacionada con llamar ángeles a las personas con síndrome de Down es el hecho de verlas como si fueran todas iguales, en contraposición a quienes no tienen síndrome de Down. Si las personas con síndrome de Down fueran ángeles sería porque el síndrome de Down les «estaría dando» características únicas que nadie más tiene y que completan su identidad.
Si tenemos la oportunidad de conocer a personas con síndrome de Down o la opinión de sus amigos, familiares o compañeros de trabajo, por ejemplo, podremos saber que algunas podrán ser más sensibles, otras malhumoradas, otras más frías y pensantes y algunas más bondadosas. También veremos que, en oposición a la afirmación habitual de que las personas con discapacidad intelectual son buenas para el arte, que muchas pueden tener habilidad para eso, otras para los deportes, otras para la informática, o la temática que sea.
Las personas con síndrome de Down son como cualquier otra
Si notamos que las personas con síndrome de Down pueden ser más angelicales o no tanto, o tener habilidades para tareas muy distintas, es porque son como cualquier otra persona. La discapacidad no define a la persona que la tiene, solo hace que a veces las personas tomen más tiempo para aprender una tarea o necesiten más ayuda.
Como cualquiera, las personas con síndrome de Down pueden sentirse felices o enojarse, estar de buen humor o tener un mal día. Llamar ángeles a las personas con síndrome de Down es no reconocer que son personas y que como cualquier otra, tienen sus particularidades más allá de un diagnóstico.
Las personas con síndrome de Down no son ángeles
Es importante evitar decir que las personas con síndrome de Down son ángeles. Hacerlo, implica desconocer que crecen, que tienen derechos y obligaciones como los demás, que cada una de ellas es única y que pueden hacer las mismas cosas que los demás, a su tiempo. Además, ser llamado ángel en relación a una única característica de la persona entre muchas otras, puede ser una carga muy pesada para quien la lleva.
Las personas con síndrome de Down tienen derecho y pueden vivir con su propia familia cuando son pequeñas, estudiar en escuelas comunes, trabajar en los mismos lugares de empleo que todos y vivir de manera independiente. Para eso, solo necesitan que las reconozcamos como personas únicas, que reciban oportunidades y los apoyos que cada una necesite.
¿Cómo debemos llamar entonces a quienes tienen síndrome de Down?
Para respetar a las personas con síndrome de Down como sujetos de derecho, debemos llamar a cada persona por su nombre. Si es necesario hacer la aclaración, decimos persona, chico, adolescente, joven o adulto con síndrome de Down, según la edad que tenga.
Para ampliar este tema, recomendamos la lectura de Cómo se dice: Discapacitado, persona con discapacidad o con capacidades diferentes