Leila es una joven de 22 años que vive con su madre, Rosa. Ella tiene síndrome de Down y ha tenido que sobrepasar distintos obstáculos debido al desconocimiento y las barreras sociales que enfrentan las personas con discapacidad.
Su madre ha luchado día a día para que se hagan valer sus derechos como ciudadana.
«Soy una mamá muy rebelde frente a las circunstancias y a los prejuicios. Busco siempre nuevas opciones u otro sistema que realmente logre la ansiada y merecida inclusión».
En la búsqueda de este otro sistema, Rosa decidió irse junto a su hija en el medio de la crisis de 2001. Ella asume al respecto: «la vulnerabilidad y dificultad para dar y sostener tratamientos para Leila y las dificultades en encontrar una escuela común donde fuera incluida hizo que me decidiera». Así se fueron a vivir a Israel mediante un proyecto de familias uniparentales.
Esta travesía no fue suficiente y las dificultades para que Leila pudiera acceder a sus derechos se hicieron otra vez presentes. Así es como Rosa y Leila deciden volver a la Argentina.
Los cambios que se dieron en el país nos fueron positivos . Y decidí trabajar por ese ideal de los Derechos de las Personas con Discapacidad y en especial al síndrome de Down».
En la búsqueda de ese ideal, Rosa y Leila volvieron al país, se unieron a ASDRA y comenzaron a trabajar en el grupo Papás Escucha.
Leila logró terminar el secundario con título de Bachiller en Sistemas y Comunicaciones pero la La Dirección General de Educación de Gestión Privada (DGEP) no le dio el título. Sin desalentarse, Leila comenzó el Bachiller de Adultos en Orientacion en Turismo y Hoteleria. Recientemente terminó el tercer y último año y fue primera escolta con promedio 9.04.
Compartimos la siguiente entrevista donde Leila y Rosa cuentan su experiencia.