Con o sin discapacidad, ¡ni una menos!

Ni una menos
Ni una menos

El 3 de junio, día en que mujeres de todo el país salimos a decir Ni una menos, recordamos la doble situación de vulneración que atraviesan las mujeres con discapacidad. En el caso de las mujeres con discapacidad intelectual pareciera hacerse más visible la cuestión de ser ignoradas en su condición de mujer.

«Decimos no a la violencia de género, no maltratarnos ni agredirnos. Eso es lo más importante. Que no seamos abusadas. Me gustaría tener más participación en las movilizaciones de mujeres. No lo hice hasta ahora. Me enteré sobre la marcha del 3 de junio otras veces pero no dónde es ni cómo hacer para ir. Estaría bueno avanzar para que no haya más mujeres muertas a manos de los hombres.» dice Dominique Kantor, joven con síndrome de Down, voluntaria de ASDRA.

Según el Observatorio Nacional de la Violencia Contra las Mujeres, «la forma en que se presente la discapacidad genera un condicionamiento en la autonomía de las mujeres y un fuerte impacto en su subjetividad, dado que si son ellas quienes la presentan, la convivencia con un agresor perjudica el devenir de su vida; y si quien presenta la discapacidad, es el agresor, la mujer se encuentra afectada por las dobles y triples jornadas, vinculadas al cuidado de quien las violenta. »

La situación de desigualdad, en el caso de las mujeres con discapacidad, tiene que ver con los prejuicios y el acceso a la información, entre otras cosas. «No tuve información sobre educación sexual en el colegio. Sobre pastillas anticonceptivas y preservativos hablo con mi mamá, mi hermana y mi cuñada» En relación al mismo tema, Dominique relató que «Si voy a una guardia, a un médico, nunca me explican a mí qué tengo. Me molesta mucho porque la paciente soy yo pero le hablan a mí mamá. Quisiera que me hablen a mí, que me miren a los ojos a mí».

Por otra parte, el acceso al empleo para las personas con discapacidad suele ser a través de programas de fomento que dan beneficios a los empleadores. Los trabajadores que ingresan a un empleo a través de ASDRA suelen hacerlo de esa manera y por programas de entrenamiento por tiempo determinado que pueden pasar a ser contrataciones si así lo decide el empleador. «A las mujeres con discapacidad nos cuesta más que nos tomen en un trabajo, por nuestras habilidades, por nuestros rasgos. Es más difícil también mantener un trabajo. Tengo derecho a vivir con quien yo quiera y ahora vivo con mis padres pero quisiera vivir sola. La razón fundamental es la plata».

«Desde el grupo Jóvenes Solidarios de ASDRA, formado por personas con y sin discapacidad, estuvimos trabajando sobre el significado de Ni una menos con material de la Defensoría del Pueblo de la Nación» contó Rosi Scioti, coordinadora del grupo y miembro de la Comisión Directiva de la Asociación.

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